28 julio, 2007

ASOMANDOSE AL BALCON.-



ALEJO GARCIA, PRONUNCIA EL PREGON DE LA FERIA TAURINA DE MALAGA. NOS ACORDAMOS DE ANDRES AMOROS.
¡Qué no daría yo por ver a Manolete en la barrera del uno con mi abuelo Luís comprándome gaseosa! ¡Qué no daría yo por ver a Antonio Ordóñez dar naturales de frente en las Ventas con Gonzalo Carvajal hablándome del celeste imperio! ¡Qué no daría yo por ver al Capea matar seis victorinos! ¡Qué no daría yo por volver a ver la alternativa de José Luís Martín! ¡Qué no daría yo por compartir micrófono con Matías Prats! ¡Qué no daría yo porque Javier Conde torease siempre nocturnas en Agosto! ¡Qué no daría yo por contemplar el sosegado desfile de camisas americanas de Pacurrón por el callejón de la Malagueta! ¡Qué no daría yo por ver a Rocío en primera fila cantando Amor Marinero! ¡Que no daría yo por que no hubiese viuda de toreros ni toreros viudos! ¡Qué no daría yo por poder escribir tres renglones como lo hace Manuel Alcántara!
Porque Málaga cuando da un cantaor da a Juan Breva, cuando da un político da a Canovas, cuando da un liberal da a Torrijos, cuando da un empresario da al Marques de Salamanca, cuando da un pintor da a Picasso y cuando da a un poeta da a Manuel Alcántara.
Querido Manolo: si para Málaga es un lujo tenerte, que mires hacia abajo y te fijes en mi es un privilegio que nunca pagaré. Todavía recuerdo cuando Jesulín se presentó en las Ventas de amarillo y tú dijiste: viene de plátano y oro. O cuando recordaste una tarde de Miguel Báez Litri en Alcalá de Henares que iba vestido de alquiler y oro.
También recuerdo cuando en esta misma tribuna dijiste que desde el castillo la Malagueta parecía una pulsera junto al alfil blanco de la Farola. Manolo, llevo treinta y tres años guardando tus palabras en el disco duro de mi memoria. Las palabras que acabas de pronunciar sabes que las guardaré junto con tu amistad en mi corazón.
Gracias don Manuel. A Manuel Alcántara, lo único que le faltaba era un pasodoble; pues ya lo tiene.
Todos estamos de acuerdo en la influencia que la corrida de toros ha tenido en la literatura, en la pintura y en la música. Como quiera que el pregonero ha dedicado parte de su vida a tratar, mal que bien, las palabras, quiero destacar la influencia que han tenido y tienen los toros en nuestro lenguaje cotidiano.
Ninguna actividad lúdica del ser humano ha dejado tanto poso en la forma de hablar de un pueblo como lo han hecho los toros.
Para definir las promesas electorales de nuestros políticos bastan tres palabras: brindis al sol. El día de las elecciones es la hora de la verdad. Al terminar el último mitin antes de la jornada de reflexión todos exclaman: que Dios reparta suerte, aunque luego prometan y no juren su cargo.
Bien sabe Dios que esta noche yo no quiero hacer una faena de aliño ni dar una larga cambiada a los dueños de esta casa ni al respetable que me escucha. Estoy intentando capear el temporal del pregón, echar la pierna p'alante, procurando que no me coja el toro, no pinchar en hueso, ni que me den un aviso.
Además ya sé que hasta el rabo todo es toro y que si estuviese en peligro algún peón de confianza estaría al quite y me echaría un capote.
Cambiando de tercio. Podríamos estar hasta mañana hablando y entendiéndonos con el lenguaje de la fiesta nacional. He dado algunas series ligadas pero se me han quedado sueltas algunas expresiones que no quiero pasar por alto.
Cortarse la coleta (lo que no debería hacer nunca José Tomás)
Arrimado a las tablas (creo que Fidel Castro está en esa situación)
Irse a la querencia (quien no ha pensado alguna vez en su primer novio o en su primera novia).
Hacer novillos (antiguamente faltar a clase sin razón)
Poner un par de banderillas (lo que hacen los jefes, las suegras o los amigos atravesaos)
No hay quinto malo (sinónimo de la esperanza es lo último que se pierde).
Lo dejaron para el arrastre (dícese de quien ha tenido una mala noche de poker o de quien fue a la feria de día y a la de noche).
Mujer de trapío (este jardín está lleno de numerosas flores de ese calibre).
Dar la puntilla (terminar la discusión con una frase redonda).
Recrearse en la suerte (lo que hace Antonio Garrido. Moraga cuando da un pregón o lo que nos gustaría que hiciesen todos los toreros en esta feria que viene).
Hace unos momentos he dicho por primera vez fiesta nacional. Que nadie se engañe, quien está contra los toros no está a favor de los animales está en contra de España. Y por lo visto en esta guerra todo vale.
Según el profesor y gran aficionado - luismiguelista acérrimo - Andrés Amorós en contra de lo que muchos afirman, el mundo del toro no va unido necesariamente a una ideología, a una actitud política a una manera de ver y, entender la realidad.
Hubo una vez un ministro que quiso empezar su campaña antitaurina quitando los toros de Osborne de las carreteras mientras sus compañeros de gabinete llenaban los callejones de todas las plazas. Alguno pidió un avión militar para que lo trasladase de Faro a Sevilla para ver a Curro Romero. Esto también es memoria histórica. Pero vamos con Borrell. No solo no consiguió quitar el toro del paisaje sino que el toro se ha encaramado en la bandera nacional como inconfundible seña de identidad española. No han hecho falta reales decretos, acuerdos del Consejo de Ministros ni debates parlamentarios. Alguien del pueblo puso un toro negro en el centro de la bandera roja y gualda y ahí está. Don José Borrell lo siento, no se desanime, empiece de nuevo.
TEXTO COMPLETO:
http://servicios.diariosur.es/fijas/multimedia/pregon.pdf

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