26 diciembre, 2008

VIDEO CONFERENCIA FAMILIAR.-

Junto a Marcelino Cano, un hombre muy bajito – problemas glandulares – grandísimo aficionado y mayor partidario del torero. Era un alto funcionario y llegó a enfrentarse con el ministro Ullastres, porque este, intentó impedirle ir a ver una corrida: vano intento.
Tenía una mala leche tremenda y, en su presencia, no admitía comentario negativo en relación con su torero. Igual que el dueño de la “Cervecería Alemana – Plaza de Santa Ana, Madrid – que expulsaba al parroquiano que no fuese adepto.

LUIIS MIGUEL VUELVE A LAS VENTAS.-

OJO AL DATO.
29 de Septiembre de 1957. Vuelve a su plaza; cartel de no hay billetes, aunque los “otros dos”, sean toreros de segunda fila, da lo mismo, la empresa sabe que el lleno será “a reventar. Ya lo escribió D. Gregorio Corrochano: “Dichoso el torero que tenga expectación”.
Los toros de Barcial, casta Vega Villar, los “patas blancas” – la segunda ganadería de Victorino Martín - tienen trapío y pitones, nada de alivios, llega a dar la cara sin trampa ni cartón.
Su actuación fue polémica; claro, igual que siempre: la mitad del público – entre ellos toda la afición – íbamos a la plaza “por él”; la otra mitad “a por él”.
Entra a matar derecho como una vela – “se deja” coger - revienta las protestas y oreja al esportón. Leña al mono que es de goma, hasta que sepa inglés.
Yo no estuve esa tarde, acababa de morir mi padre y andábamos de mudanza. No puedo hablar, pues, de lo ocurrido, con criterio propio.

LUIS MIGUEL, EL NUMERO 1.-

LUÍS MIGUEL, EL NUMERO 1.-
Un libro que tiene como argumento la vida de un torero, de un “personaje extraordinario”, perfectamente engarzado en la época histórica que le tocó vivir. Andrés Amorós destaca que la ventaja de haber podido estar cerca de Luis Miguel Dominguín es que te ponía en contacto con grandes personalidades internacionales.
El autor de “Luis Miguel Dominguín. El número uno” le define como uno de los hombres más inteligentes que ha conocido.
“No estudió nada, a los diez años ya estaba toreando. Pero era listo, rápido y cuando quería con mala leche.”
Sobre la época en la que se inserta el relato, Andrés Amorós destaca de aquellos años la mucha hambre que se pasaba.
“Luis Miguel, como muchos españoles de entonces, tenía hambre, hambre de todo. De conocer, de vivir, de salir al extranjero. Luis Miguel quería comerse el mundo.”
Y hoy, lamenta el autor, los jóvenes viven muy cómodamente y tienen menos “hambre”.
“Los toreros de ahora, en la plaza, sí se pueden comparar a Luis Miguel. Pero no han pasado ese “hambre” que pasó él.”
Andrés Amorós explica ese momento, que da pie al subtítulo de su libro, en el que con apenas 23 años, Luis Muguel Dominguín levanta el dedo en una plaza y se autoproclama el número uno.
“Fue un gesto de orgullo, pero que luego mantenía en la plaza”
El autor explica que cualquier padre que ama su profesión se alegra de que su hijo le siga. Pero en el caso de los toreros, si son un poco listos, la cosa cambia.
“Luis Miguel estaba orgulloso de que Miguelito se hiciera artista”
AMOROS, DATOS BIOGRAFICOS.
Catedrático de Literatura Española. Autor de más de 150 libros. Premio Nacional de Ensayo. Nacional de Crítica Literaria. Considerado el máximo especialista en los aspectos culturales de la tauromaquia.
El profesor Amorós se hizo aficionado junto a su padre, el conocido notario de Madrid, tan partidario del torero, como yo y muy amigo suyo, hasta el punto que lo llevó a la Yugoeslavia de Tito, cuando toreó un par de corridas, para que las presidiera.
El Profesor Amorós colaboró unos años en las retransmisiones taurinas en directo realizadas por TVE – cuando era, realmente, “española” – y tengo que decir que no conozco a nadie cuyas opiniones sobre el discurrir de la lidia, sean tan iguales a las mías.


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