OJO AL DATO.
29 de Septiembre de 1957. Vuelve a su plaza; cartel de no hay billetes, aunque los “otros dos”, sean toreros de segunda fila, da lo mismo, la empresa sabe que el lleno será “a reventar. Ya lo escribió D. Gregorio Corrochano: “Dichoso el torero que tenga expectación”.
Los toros de Barcial, casta Vega Villar, los “patas blancas” – la segunda ganadería de Victorino Martín - tienen trapío y pitones, nada de alivios, llega a dar la cara sin trampa ni cartón.
Su actuación fue polémica; claro, igual que siempre: la mitad del público – entre ellos toda la afición – íbamos a la plaza “por él”; la otra mitad “a por él”.
Entra a matar derecho como una vela – “se deja” coger - revienta las protestas y oreja al esportón. Leña al mono que es de goma, hasta que sepa inglés.
Yo no estuve esa tarde, acababa de morir mi padre y andábamos de mudanza. No puedo hablar, pues, de lo ocurrido, con criterio propio.
Hace 15 años
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