13 marzo, 2009

CONFERENCIA DEL PROFESOR AMOROS.-


UNA CORRIDA PICASSIANA.- (Al final. dos vídeos).
Tengo que reconocer que no tengo ni idea de lo que es tal cosa y creo que los organizadores, tampoco. Han organizado “algo” y lo han cuidado muy poco; hasta el punto de que no conste en el cartel los toros que se van a lidiar y… eso que el espectáculo se llama, Corrida de Toros. Claro está que, viendo el cartel de toreros, lidia, lo que se dice lidia, imposible.
LA CONFERENCIA. "PICASSO Y LUIS MIGUEL DOMINGUIN".
Estaba convocada en la Plaza de la Merced, lugar donde nació y vivió Pablo Picasso y estaba previsto y anunciado – que el límite de asistencia estaba relacionado con el aforo de la sala.
Desde luego si el Ayuntamiento está interesado en la conmemoración picassiana – museo, turismo, crisis – lo disimula.
Hasta las ocho de la tarde, hubimos de esperar de pie, en un hall muy soso. La “sala” era un pasillo ancho, con tabique a ambos lados y unas sillas, muy parecidas a las que utilicé en el viejo Instituto Cervantes de Madrid – entonces en la calle Fortuny – durante sexto curso y Preuniversitario.
Menos mal que hablaba quien hablaba y se nos olvidó todo.
¿Autoridades municipales? Ninguna. Y, como todo el mundo conoce, Picasso nació aquí.
Yo que no soy nada sevillanista, he de reconocer el primor con el que la ciudad del Betis, cuida sus cosas. Málaga es un desastre. Tengo la suerte de que el profesor, es como aficionado, mi hermano gemelo. Definió al torero casi como lo hubiese hecho yo, con un “pero”. La palabra dominador – también lo era y mucho – se me queda corta; yo prefiero “lidiador”, que se me antoja más amplia. Miguel lidiaba desde la salida del toro y, con el capote – antes de picar al toro – es difícil dominar, sin embargo es posible lidiar que es hacer lo que el toro necesita que se haga y, para ello, hay que entender de toros, hay que pensar muy deprisa en la cara del toro y hay que saber hacerlo.
Vuelvo a los toros por ti,

yo, Rafael.
Por ti, al ruedo
¡Ay! con más años que miedo!
Luis Miguel.
¡Oh, gran torero de España!,
¡Que cartel!
que imposible y gran corrida
– la más grande de tu vida –
te propongo,
Luis Miguel.
Tú, el único matador,
rosa picassiano y oro;
Pablo Ruiz Picasso, el toro,
y yo, el picador…
Nos presentó la amistad de ambos, basada en el hecho de que el torero nunca se acercó al pintor tratando de “conseguir” algo y Picasso, mas listo que el hambre, se percató de ello desde el principio.
No quiso, sin embargo, aclarar los motivos de la ruptura de ambos. Yo la conozco de primera mano y está relacionada con la feliz frase de Salvador Dalí “Picasso es comunista, yo tampoco”. El pintor era muy conservador - para la conducta ajena - y, amigo también de la muy “progresista” Lucía Bosé, se enfadó cuando Miguel y ella se separaron por culpa de él. Don Pablo, que era un Barba Azul.
A lo largo de la conferencia se puso de manifiesto que la Bosé, no era santo de la devoción del conferenciante; en mi opinión, la mejor de todas las mujeres del torero, fue la última, Rosario Primo de Rivera. Que pena que no se casaran antes – se conocían de jóvenes, podía haber ocurrido – porque con esa mezcla de sangres, solamente Dios sabe lo que podía haber “salido” de tal unión.
¿Un Dictador, un pirata, un premio Nobel?
Se dejó en el tintero el día que Picasso no vino a Málaga por un pelo. El avión taxi – así se llamaban entonces – estaba esperando y Don Camilo Alonso Vega tenía órdenes de Franco de que traspasara la frontera cualquier persona que acompañase a Miguel, aunque lo hiciese carente de la adecuada documentación. La mujer de turno del pintor – más roja que la sangre y antiespañola por construcción – frenó los deseos del malagueño, dándose cuenta de que si el pintor llegaba a pisar España, ya no volvería. Estaba prevista “una de chanquetes”, pero no fue posible. Probablemente sea políticamente incorrecto contarlo.

El Festival que se celebró para conmemorar el ochenta cumpleaños de Picasso, tuvo lugar en una zona del Sur de Francia - Vallauris - donde la Fiesta, no estaba autorizada. Hubieron de comprometerse pues, a no matar a los toros; sin embargo, llegado el momento, se dirigieron al pintor tal que si de un emperador romano se tratase y él, con el pulgar hacia abajo, determinó la muerte de los bureles.
Excepcional mozo de espadas.
LA CENA.
Después María Luisa y yo, nos fuimos a La Colmena y al dueño, Antonio, le dijo “la conferencia igual pudo haberla pronunciado José Ignacio”. No tanto, María, no tanto. Y gracias...

ENTREVISTA CON EL PROFESOR AMOROS. TOROS Y LITERATURA.

No resulta fácil contar en pocos párrafos la actividad de un intelectual como Andrés Amorós. Si nos quedamos en la primera impresión, podemos describirlo como un profesor accesible y cortés, dueño de una caudalosa biblioteca, experto en teatro y tauromaquia. Siempre lo encontrarán en la lista de los mejores conocedores de Ramón Pérez de Ayala, Clarín y Manuel Machado. Sin embargo, la entrevista que voy a plantearle tiene un enfoque un tanto heterodoxo. Lo cierto es que ni siquiera he fijado un cuestionario. El motivo es evidente: hablar con Amorós de toros y literatura acaba siempre llevándole a uno a pensamientos que no había previsto.
Andrés Amorós ha sido director cultural de la Fundación Juan March, director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico y director general del Instituto de Artes Escénicas y de la Música. Su obra abarca más de cien títulos, y por su calidad, le ha hecho merecedor de los premios Nacional de Ensayo, Nacional de Crítica Literaria, Fastenrath de la Real Academia Española, José María de Cossío y Letras Valencianas. Hay, por consiguiente, unas cuantas razones para admirar a este pensador, cuya modestia no debe hacernos olvidar que es, además de otras muchas cosas, Catedrático de Literatura Española en la Facultad de Filología de la Universidad Complutense de Madrid y Académico de Honor de la Real Academia de Cultura Valenciana. Amorós parece no haber perdido el gusto por leer e ir a los toros con el roce diario de la existencia. Su nuevo libro, Luis Miguel Dominguín, el número uno (La Esfera de los Libros) demuestra que, además, tiene una geografía sentimental sumamente evocadora.
ANDRÉS, ¿A QUÉ EDAD EMPIEZA A CONSIDERARSE USTED UN AFICIONADO A LOS TOROS?
Apenas había cumplido cinco años cuando mi padre, un gran aficionado, me llevó a ver una corrida. Claro que esa precocidad mía se debe a una tradición familiar sin la cual hubiera descubierto los toros más tarde, quizás en la adolescencia.
ESTABA PREDESTINADO.
Supongo que, de todos modos, me hubieran gustado. La realidad es que en muchas ocasiones, cuando hablo con gente del mundo taurino, se asombran de que tenga recuerdos tan antiguos, pero yo insisto: no es mérito mío, pues quien me llevó a la plaza fue mi padre, un hombre muy conocedor del mundo del toro, amigo de toreros y taurófilo como mi abuelo, que era veterinario de la plaza de toros de Alicante.
IMAGINO QUE TENDRÁ RECUERDOS MUY LEJANOS DE AQUELLAS PRIMERAS EXPERIENCIAS COMO ESPECTADOR…
Conservo recuerdos del mundo taurino desde el año 1947, poco antes de morir “Manolete”. Ahora hay muchos intelectuales que van a las plazas de toros, pero acuden con la idea preconcebida de escribir, o porque han leído a Federico García Lorca.
¿Y EN SU CASO NO HABÍA ESA CARGA LITERARIA?
Soy un aficionado de a pie que he ido a los toros durante muchísimos años sin haber leído a Lorca y sin ánimo de escribir nada. Luego resulta que al final, años después, he acabado escribiendo, pero no con esa idea culturalista preconcebida. Verás, yo me considero un aficionado normal y corriente. En todo caso, un buen aficionado, pues llevo muchos años en ello.
SI HABLAMOS DE TOROS Y LITERATURA, PARECE CASI FORZOSO COMENZAR POR EL VERANO DE 1959, CUANDO LUIS MIGUEL DOMINGUÍN Y ANTONIO ORDÓÑEZ MOSTRARON SU RIVALIDAD DEL MODO EN QUE NOS LO DESCRIBE HEMINGWAY EN “EL VERANO SANGRIENTO”.
Viví de cerca aquel “verano sangriento”, inmortalizado por Hemingway en la serie de artículos que escribió para la revista Life. Y lo viví por una razón muy sencilla, y es que mi padre era íntimo amigo de Luis Miguel, a quien he conocido en casa desde chico.
¿ESTUVO CON ÉL DURANTE ESA TEMPORADA?
Sí, aquel año 1959 acompañamos a Dominguín todo el verano, de julio a agosto. A lo largo de aquella temporada, se alojó a veces en casa. La verdad es que fue muy interesante en el doble sentido, taurino y cultural, porque yo era un joven de menos de veinte años, pero ya tenía muy arraigada la afición por la literatura.
DEBIÓ DE SER UN PRIVILEGIO CONOCER A PERSONAJES COMO DOMINGUÍN Y ORDÓÑEZ.
Gracias a los toros, pude conocer a gente muy especial. Por ejemplo, a Ernest Hemingway, que viajaba con Ordóñez, mientras yo iba con mi padre y Luis Miguel. Fue por entonces cuando conocí a Orson Welles, quien me impresionó mucho, pues era un genio extraordinario; y también a la actriz Lauren Bacall.
¿Y DE QUÉ MODO EXPERIMENTABA UN JOVEN, COMO LO ERA USTED, LA RELACIÓN CON ESAS CELEBRIDADES?
Bueno, suelo contar que uno de los días durante los cuales Luis Miguel estaba viviendo en nuestra casa de Fuenterrabía, llamaron a la puerta. Avisado por mi madre, fui a abrir y, para mi sorpresa, comprobé que se trataba de Deborah Kerr, quien venía a ver a Dominguín… También me acuerdo de otra ocasión, antes de empezar la corrida, en que yo estaba jugando al ping-pong con Paco Camino… En fin, queda claro lo especial de aquel mundo que tuve la suerte de disfrutar.
¿TENÍA YA UNA IDEA FORMADA DE LO QUE SIGNIFICA INTELECTUALMENTE LA LIDIA?
Yo creo que mi concepto de la tauromaquia –y no quiero parecer pedante – es entonces cuando cuaja, al lado de mi padre viendo corridas, y viendo sobre todo a dos maestros extraordinarios, Luis Miguel y Ordóñez. Por desgracia, pienso que la suya fue la última gran competencia taurina.
CIERTO.
Los aficionados echamos de menos que haya dos grandes matadores, distintos pero de primera categoría, con una rivalidad muy fuerte como aquella. Corrochano dice que había una especie de acuerdo, porque, en su lecho de muerte, el padre de los Dominguín pidió que lo hicieran. Pero si yo no recuerdo mal, aquel verano sufrió cada uno de ellos tres cornadas graves, lo cual significa que había un pique muy evidente, porque además eran totalmente distintos como toreros y como personas. Sin lugar a dudas, esa competencia existía.
¿CUÁL HA SIDO SU TRATO CON LA FAMILIA BIENVENIDA?
Soy muy amigo de los Bienvenida, que han sido todos buenos toreros. Está claro que respondían a una escuela y, al margen del arte de cada uno, sabían cómo hay que vestirse, cómo hay que pisar la plaza, cómo hay que comportarse, dónde hay que estar colocado y cómo hay que entrar al quite. Entre otras cosas, todo eso se ha perdido en gran medida.
¿USTED LO CREE ASÍ?
No pretendo ofender, pero muchos de los apoderados actuales son negociantes, sólo preocupados por cuestiones como el dinero y los contratos. A Marcial Lalanda le gustaba decir que él había sido durante un tiempo no apoderado, sino asesor artístico. Si Jesulín de Ubrique, Enrique Ponce y cualquier matador de hoy hubiesen estado acompañados por un gran veterano que les explicara esas cosas de la profesión, hubieran llegado mucho más lejos.
ACABA DE CITAR A MARCIAL LALANDA, OTRO PERSONAJE SOBRE EL QUE USTED SABE MUCHO...
Marcial Lalanda es uno de los hombres más inteligentes que he conocido en mi vida. Varios periodistas le habían propuesto hacer un libro pero él, que conocía un poco mi trayectoria, vino a verme y me dijo que deseaba hacer ese libro conmigo, pues pretendía un texto serio y no una hagiografía. Estuve encantado de colaborar con él en esa obra que se llamó La tauromaquia de Marcial Lalanda.
¿CÓMO DEFINIRÍA A LUIS MIGUEL DOMINGUÍN?
La listeza de Dominguín era extraordinaria. La suya era una personalidad arrolladora; le gustaba hacer mil cosas, escandalizar a la gente y ser amigo de personajes como Picasso, pero luego, consciente de su talento taurino, regresaba a los ruedos.
¿CUÁL ES SU CONCEPTO DE LA TAUROMAQUIA?
Es el que aprendí junto a mi padre y personas como Lalanda o Luis Miguel. Todo se fundamenta en la lidia, esto es, en hacer una faena de acuerdo con las condiciones de la res. Hace años el toro era un animal fiero, difícil y que transmitía emoción, y el torero lo primero que tenía que hacer era dominar las dificultades de ese toro y, a partir de ahí, crear una faena estética. Pero se ha buscado un nuevo tipo de animal que permita un nuevo tipo de faena y que le guste a un nuevo tipo de público.
LAS COSAS HAN CAMBIANDO, ¿NO ES CIERTO?
Cuando se dice que ahora se torea mejor que nunca – frase famosa – a mí me hace sonreír… Sin duda, no se habrá toreado nunca más bonito que ahora, porque el arte se perfecciona y porque ello es posible con un toro mucho más suave que se deja hacer.
Y ESO, ¿QUÉ CONSECUENCIAS TIENE?
Hay muchas corridas que están bien, donde cortan orejas y la gente sale contenta, pero no transmiten esa emoción que para mí es un elemento fundamental de la fiesta. No quiero tampoco el circo romano ni ser un bárbaro salvaje, pero el toreo no es un ballet. Es crear belleza pero sobre la base de un astado fiero, complicado, difícil, poderoso… Cuando un espectador de hoy juzga que un toro puede torearlo incluso él, ahí vemos el final de la fiesta.
¿LE PRODUCE NOSTALGIA?
Hay un esteticismo creciente, un manierismo que ya observó Ortega y Gasset hace muchos años. Echo de menos ese sentido de la lidia de antes, donde todo respondía a un sentido, a una unidad, a una torería… Por ejemplo, antes era normal ver los tres quites, la competencia en quites, la rivalidad… Yo veo ahora una corrida esplendorosa y no ha habido ni un quite. Pues bien, eso no corresponde con mi idea de la lidia. Como el toreo se ha convertido en un espectáculo de masas, el efectismo predomina muchas veces.
YA…
Tampoco quiero parecer un viejo nostálgico. Me alegro de que los jóvenes vayan a la plaza y de que la fiesta sea un espectáculo con una enorme implantación social; pero echo de menos la lidia entendida como un conjunto más completo. Si los toreros ven que cualquier fácil efectismo tiene más éxito que la pureza y el clasicismo, se apuntarán a eso.
CAMBIEMOS DE TEMA: USTED HA ANALIZADO CON GRAN PROFUNDIDAD LA CONEXIÓN EXISTENTE ENTRE LOS TOROS Y LA LITERATURA EN ESTUDIOS CRÍTICOS COMO TOROS Y CULTURA, ESCRITORES ANTE LA FIESTA (DE ANTONIO MACHADO A ANTONIO GALA) Y LOS TOROS EN LA LITERATURA, INCLUIDO ESTE ÚLTIMO EN EL ESPLÉNDIDO VOLUMEN VII DE LA ENCICLOPEDIA LOS TOROS, DE COSSÍO.
Una cosa es cierta: el escritor ha de conocer ese mundo y vivirlo con naturalidad, porque si no se quedará en lo externo. Lo malo es que impresiona tanto lo externo que puede caer muy fácilmente en los tópicos… Hay otra complicación, y es que durante mucho tiempo se ha identificado tauromaquia con casticismo, antieuropeísmo y reaccionarismo, debido a lo cual muchos intelectuales volvían la espalda a la fiesta y no la conocían.
ERA ALGO ASÍ COMO UN TABÚ, ¿VERDAD?
No pretendo hacer apologética ninguna, pero la lidia siempre ha sido un espectáculo popular español, que le ha gustado a unas gentes y a otras no. Suelo mencionar entre los taurófilos a Ortega, a Pérez de Ayala, a Américo Castro, a Bergamín… ¿Representan ellos a una derecha cerril, castiza y antieuropea? Todo lo contrario.
ASÍ LO VEO YO TAMBIÉN.
Pero esos son los errores que produce una larga dictadura como la de Franco. Menospreciar muchas cosas nuestras no tiene sentido y la tauromaquia no se puede identificar con una tendencia política reaccionaria de ninguna manera.
MUCHOS POETAS SE HAN IDENTIFICADO CON LOS TOROS.
Para la poesía el tema taurino es adecuadísimo. Cualquier persona con sensibilidad poética que acuda a una plaza, descubrirá en la lidia momentos mágicos. Hay muchos y muy diversos rasgos poéticos en el toreo. Rafael Alberti lo ve como algo alegre, Lorca como algo trágico. Poniendo el acento en distintos matices, son numerosos los poetas que han expresado en su obra el tema de la fiesta.
¿Y QUÉ ME DICE DE LOS ENSAYISTAS?
Bien, los ensayistas han advertido el interés del arte de torear desde diversas perspectivas. Ritos y juegos del toro, de Ángel Álvarez de Miranda, es un ensayo fundamental para comprender las antiguas raíces de este espectáculo. El profesor Rodríguez Adrados también ha escrito unos artículos impresionantes sobre la tauromaquia en relación con los sacrificios rituales griegos… Por cierto, a propósito de esta prehistoria de la fiesta, me opongo a una cosa que sostiene mi querido amigo
Fernando Sánchez Dragó, quien suele relacionar los toros con la España mágica.
¿NO CREE EN ESE VÍNCULO ESOTÉRICO?
Tal como la conocemos, la tauromaquia es todo lo contrario. Es un fruto de la Ilustración y de la Razón. Surge en el siglo XVIII para codificar un espectáculo popular y crea, por tanto, la arquitectura más funcional con la cual regular una fiesta explosiva. Nos atrae ese elemento mágico e irracional, pero la lidia no es un puro caos. Antes al contrario, es un cosmos regido por unas leyes muy concretas y muy sabias.
¿QUÉ ESCRITORES MODERNOS SE HAN INTERESADO POR LO TAURINO?
Otro buen conocedor de los toros es mi amigo Antonio Gala, cuyo entendimiento de la tauromaquia no contradice su amor a los animales, su sensibilidad, su imagen exquisita y refinada. Con él he ido a la plaza y alguna vez hemos participado juntos en coloquios taurinos. Hace Gala una afirmación que es para mí un hecho, y es que por encima de diferencias políticas, ideológicas y económicas, dos cosas unen a los pueblos hispánicos, a un lado y otro del Atlántico: la lengua española y la cultura del toro.
ES ALGO QUE FORMA UN ARQUETIPO.
En Francia, donde la fiesta taurina vive un extraordinario avance, el toreo se identifica con el hispanismo. En una feria francesa hay banderas españolas e intentan imitar el ambiente de una feria andaluza. Lo mismo sucede con los escritores franceses seducidos por el arte taurino. Jean Cocteau se sintió atraído por el flamenco y los toros. En 1926 Montherlant publicó Los bestiarios. Y Jean Cau estuvo viajando con Jaime Ostos durante la temporada de 1960, escribió “Las orejas y el rabo” y también otro libro, creo que aún por traducir al español, donde habla de Dominguín, Ordóñez y Hemingway, a quien critica con dureza.
¿CREE QUE ESTE INTERÉS DE LOS ESCRITORES FRANCESES TIENE UN FUNDAMENTO SÓLIDO O ES MÁS BIEN ALGO CIRCUNSTANCIAL Y EPIDÉRMICO?
El interés de artistas como Cocteau, Montherlant y Cau se debe a que los toros y el flamenco son asuntos muy serios, y no tenemos que avergonzarnos ni cuestionar en exceso el tópico, porque representan un arte típicamente español.
¿QUÉ LE PARECE AQUEL BEST-SELLER DE DOMINIQUE LAPIERRE Y LARRY COLLINS, O LLEVARÁS LUTO POR MÍ?
Es una novela inspirada en la vida de Manuel Benítez “el Cordobés”. Es un libro que he leído detenidamente y me divierte mucho, pero como aficionado me molestan una serie de inexactitudes bastante grotescas, que ocurrirían igual si yo escribiese sobre un deporte típico francés sin conocerlo a fondo. “El Cordobés” es un caso muy interesante, si bien, a pesar de sus méritos, no me gusta el tipo de toreo que practicaba, pues no responde a una línea clásica y cae en el tremendismo. También es cierto que todos los profesionales lo respetan mucho.
ES UN HOMBRE VALIENTE Y ORIGINAL. DE ESO NO HAY DUDA.
Existe un libro muy llamativo sobre su trayectoria, “Así fue... El Pipo, Manolete, El Cordobés”, escrito por el apoderado que lo lanzó al éxito, Rafael Sánchez “el Pipo”. Como es un libro que publicó el propio autor, apenas ha circulado y poca gente lo ha leído. En sus páginas cuenta “el Pipo” cómo lograba montar todo un número publicitario en torno al torero, aplicando técnicas de propaganda muy peculiares, próximas a la picaresca.
DE TODOS MODOS, PARECE DIFÍCIL LLEVAR EL TEMA TAURINO A LA NOVELA Y AL TEATRO CON CATEGORÍA LITERARIA.
En la narrativa el gran peligro es derivar hacia el folletín o el melodrama, como sucede en “El Niño de las Monjas”, de Juan López Núñez. Es lógico que la novela reciente reaccione contra eso. Por ejemplo, Fernando Quiñones hace unos cuentos de toros que no son nada costumbristas. La lidia le sirve como metáfora de la vida, reflejando un conflicto humano donde el héroe se enfrenta con la tragedia, la muerte y el fracaso. De hecho, los cuentos de Quiñones le gustaron a Borges, que no era nada castizo ni costumbrista.
YA LO CREO.
Modestamente yo he hecho algunos cuentos de toros en esa línea. La gente taurina se queda un poco asombrada con ellos, porque son como una tragedia griega. Al margen de que los toreros lleven traje de luces, la suya es una situación trágica absolutamente fecunda para la literatura.
¿Y EL TEATRO? SE LO PREGUNTO PORQUE ESA ES OTRA ESPECIALIDAD SUYA.
La dificultad del teatro de asunto taurino se debe a que resulta muy difícil representar la tauromaquia con las limitaciones de un pequeño escenario. No obstante, en la literatura teatral de nuestro siglo existen obras que abordan el tema de la fiesta, como Los semidioses, de Federico Oliver, El caso del señor vestido de violeta, de Miguel Mihura, La cornada, de Alfonso Sastre, Tauromaquia, de Juan Antonio Castro, Coronada y el toro, de Francisco Nieva, y Ramírez, de José Luis Miranda.
EXISTE OTRO PERSONAJE EXCEPCIONAL QUE ADEMÁS DE DRAMATURGO FUE UN TORERO MÍTICO. ME REFIERO, CLARO, A IGNACIO SÁNCHEZ MEJÍAS.
Fíjate que él es una figura que encarna maravillosamente esa unión de tauromaquia y cultura que aquí tratamos. Tuve la oportunidad de conocer a su hija en Sevilla. A mí no me gusta molestar a las familias, así que había terminado la biografía de Sánchez Mejías sin recurrir a sus parientes. Pues bien, la imagen del diestro que me dio su hija no cambió nada de la que me habían proporcionado Alfredo Corrochano y Marcial Lalanda, que torearon con él. Su muerte trágica en el ruedo dio lugar a un mito, pero era sobre todo una persona de enorme inquietud cultural y vital.
FUE SIN DUDA UN HOMBRE INTELIGENTÍSIMO.
En las fotos familiares aparece a caballo, nadando, con el equipo de fútbol del “Betis”, subiéndose a una avioneta… Era ese tipo de personaje que sin haber estudiado tenía una listeza intelectual extraordinaria, y eso lo confirman Jorge Guillén y Rafael Alberti. Es curioso: él le decía a su padre que estudiaba Medicina, cuando en realidad no había terminado ni el bachillerato. Y es cierto… en la vida ser inteligente es bueno para todo, pero para torear lo es aún más. Ante una situación trágica, rozando en la faena la posibilidad de la muerte, los inteligentes salen adelante. Sánchez Mejías era inteligentísimo y entendió muy bien lo que era ese grupo del 27, la España nueva y la modernidad.
ERA BUEN AMIGO DE AQUELLOS JÓVENES ESCRITORES DEL 27.
Le gustaba estar con los poetas, pero no por pedantería o por hacerse propaganda. Simplemente, eran sus amigos y se divertía con ellos. Con esa inquietud, llegó un momento en que la tauromaquia se le quedaba corta y sintió la necesidad de hacer nuevas cosas en la vida. Entonces escribió teatro e incluso una novela que, por cierto, aún estoy buscando para leerla.
CASI PARECE OBVIO PREGUNTARLE QUÉ LE LLEVÓ A ESCRIBIR SOBRE ESTE PERSONAJE.
Soy profesor de literatura y me gustan los toros, así que era lógico que acabase preparando un libro sobre Sánchez Mejías y un ensayo sobre el “Llanto por Ignacio Sánchez Mejías”, de Lorca. Durante el año 1998 fui con el actor Pepe Martín a varios lugares donde yo comentaba el “Llanto” y luego el actor lo recitaba; es algo que le llega muchísimo a la gente. Sin embargo, se trata de un poema muy complicado de entender y hay muchas cosas que desentrañar en él.
GUZMÁN URRERO 15 de abril de 2008.
AMOROS, DATOS BIOGRAFICOS.


Catedrático de Literatura Española. Autor de más de 150 libros. Premio Nacional de Ensayo y Nacional de Crítica Literaria. Considerado el máximo especialista en los aspectos culturales de la tauromaquia.El profesor Amorós se hizo aficionado junto a su padre, el conocido notario de Madrid, tan partidario del torero, como yo y muy amigo suyo, hasta el punto que lo llevó a la Yugoeslavia de Tito, cuando toreó un par de corridas, para que las presidiera.

El Profesor Amorós colaboró unos años en las retransmisiones taurinas en directo realizadas por TVE – cuando era realmente, “española” – y tengo que decir que no conozco a nadie cuyas opiniones sobre el discurrir de la lidia, sean tan iguales a las mías.



12 marzo, 2009

¡QUE BAJON DE NIVEL!

Usted no sabe con quien está hablando.



Las portadas de la "medallita".
Dos premios Nobel - Ernesto uno de ellos, a la izquierda - y una mujer hermosa.


¿Mas trapío quieres?


Jose Pedro Prados "Fundi", Esplá - que ya se va - Roberto Dominguez - que se fue - y Don Antonio - que se nos fue del todo -. ¿Por qué no hablamos de toros y nos dejamos de "chalauras"?
DE AQUELLA FIESTA CON AVA GARDNER A ESTA - LA DE ZP - CON BELEN ESTEBAN.
LOS TOROS EN LAS REVISTAS DE LA PRENSA DEL CORAZÓN. FRAN RIVERA RESPONDE A LA "VERGÜENZA TORERA" DE CAMINO Y TOMÁS.
Lo habitual de la presencia de Fran Rivera en la prensa rosa hace que esta semana la polémica por la entrega de la Medalla a las Bellas Artes se traslade a las portadas de las revistas del corazón. ¡Hola! se pone del lado del hijo de Paquirri.
Según recogen esta semana las principales revistas de la prensa rosa, Fran Rivera ya ha respondido a los toreros que criticaron que el Gobierno le concediera la Medalla de las Bellas Artes. Lo hizo desde la localidad murciana de las Torres de Cotilla, donde toreó en un festival benéfico.
¡Hola!, Diez Minutos y Lecturas coinciden en destacar una frase del torero: "La felicidad que me ha aportado a mí ya mi familia no me la va a amargar nadie". Según declaró a Telecinco y Antena 3, y recogen las revistas, algunas de ellas en portada, el galardón le ha hecho "mucha ilusión" y está "tremendamente orgulloso" de que se lo hayan concedido, "feliz por mí y por los míos".
No quiso entrar en la polémica, limitándose a decir que respeta la opinión de todo el mundo. Pero lo cierto es que el mundo del toreo se ha dividido entre los que apoyan a Fran Rivera y rechazan la dura carta de José Tomás y Paco Camino, y quienes, como ellos, ven prematuro que el matador lograra el galardón.
¡Hola!, que elogia al torero y a su hermano en un extenso reportaje en el que también habla de sus novias y tacha de "inapropiada" la actitud de Tomás y Camino, explica que el torero que comenzó la polémica fue Morante de la Puebla, pocos días después de que se conociera la concesión del premio. Declaró que le parecía "una vergüenza" y que el premio constituía "un ejemplo claro y grande del conocimiento que los responsables" de entregar el premio "tienen sobre el toreo y sobre el arte".
Las revistas afirman que estas declaraciones llevaron a Cayetano Rivera a negarse a torear con Morante. El propio Cayetano escribió una carta en ABC defendiendo a su hermano y calificando de "deleznables" las declaraciones de Morante. El mismo día se haría pública la famosa carta de Camino y Tomás anunciando que devolverían las medallas.
Diez Minutos explica qué toreros se han decidido posicionar con unos y con otros. A favor de la entrega de la medalla estarían, además de Cayetano, Espartaco, El Cordobés, Ortega Cano, Finito de Córdoba, Javier Conde y otro habitual de la prensa rosa, Jesulín de Ubrique. En contra se situarían, además de Morante, Camino y Tomás, Joselito y Canales Rivera, primo del torero. Los primeros hablan de "falta de respeto". Los segundos creen que ha sido concedida demasiado pronto. Del tema habla hasta Isabel Reyes, la novia del torero que está en el centro de la polémica. Afirma que si le han dado esta medalla "es porque se la merece".
Y tú, ¿que sabes, rica?
VAMOS A HABLAR DE TOROS.
DECLARACION DE INTENCIONES.-

Como aficionado a nuestra Fiesta me preocupa y me interesa mucho el Toro Bravo. No es que me defina como “torista”, que no lo soy, pero nunca le “he perdido la cara” al toro, porque ello me hubiese supuesto perderme la mitad, cuando menos, de la Fiesta y no me quiero perder nada de ella.
Se llaman Plazas de Toros, no de toreros; luego el toro es fundamental. Se llaman Toros de Lidia, luego es necesario el conocimiento ineludible para saber lidiar: y la tranquilidad de espíritu necesaria para pensar en la cara de la res, en décimas de segundo – en eso reside el valor – por ello es tan difícil ser “figura”, por ello y porque la regularidad – tan complicada de mantener en cualquier faceta de la vida – aun más lo es en profesión tan espinosa. Y porque son pocos los seres inteligentes y “en esto” hay que serlo y mucho, mucho más que para el ejercicio de cualquier otra profesión. Como nunca he sido matarife, me despreocupo, pues, del peso de los bureles. Me interesan, su edad y su trapío. Sin edad o sin trapío, no hay emoción, no hay seriedad y a cualquier cosa que se haga “delante de”, es necesario ponerle un “coeficiente de minoración”. Es verdad: los utreros – incluso afeitados – también cogen y, en ocasiones, hasta hieren. Pero a quien piense en el final de Manolote, que se acuerde mas del plasma en mal estado que le suministraron – que fue lo que determinó su muerte - que en las astas del miura “Islero”; la cornada, en si misma, no era mortal.Y se denominan Matadores de Toros, por lo que jamás comprendí que pudiese ser cierto “perder la oreja” por el estoque: considero que, con la espada, se ganan las orejas, nunca se pierden porque no se tenían ganadas de antemano, sino que el “espada” – que así les gusta llamarse – estaba en vías de conseguirlas, pero nada mas.
Mi torero no es el que mas bonito lo hace, ni el que mejor torea de salón, sino aquel al que “más toros le caben en la cabeza”. El que me sorprende, por ejemplo, con un cambio de terreno que, después, se demuestra atinado. El que sabe, el que lidia, el que domina terrenos y querencias, en definitiva, el que tiene “sitio”. Y si, además sopla el duende, llega la inspiración y el artesano se muestra como artista, miel sobre hojuelas.
He tenido que cumplir los sesenta, para atreverme a escribir de asunto tan complicado. Mi imperecedero recuerdo a Don Gregorio Corrochano – también director del diario “España” de Tánger – quien tanto insistió de enseñarme durante mis años mozos en Ceuta. De su palabra y su pluma y del “sitio” de Luís Miguel Dominguín en los ruedos, bebí para intentar comprender, valorar y comparar.
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